Reseña de «El bosque mágico» de Lev Grossman

«Si aquello era de locos, se trataba de una locura totalmente distinta, todavía no registrada en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales. Ella padecía obsesofrenia. Era estupicótica».

El libro

Título en español: El bosque mágico

Autor: Lev Grossman

Título original: The Magician King

Nº de páginas:464

Editorial: Ediciones B

P.V.P: 10.00 €

El bosque mágico es el segundo libro de la trilogía de Los magos. Le precede Los magos y le sigue La tierra del mago.

La historia

Quentin y Julia, dos de los cuatro reyes de Fillory, han cruzado los mares para cumplir con sus obligaciones políticas (y, ya de paso, vivir alguna aventura) en islas remotas del lejano oriente. Allí se encuentran cuando, sin previo aviso, su preciado reino se esfuma antes sus ojos y se ven transportados a Massachussetss, Estados Unidos, planeta Tierra. Horrorizados ante la perspectiva de tener que vivir el resto de sus vidas en semejante realidad, rey y reina se embarcarán en la búsqueda de una forma de volver al idílico mundo del que han sido exiliados.

Paralelamente, El bosque mágico nos narra la historia de Julia desde su separación de Quentin, al principio del primer volumen de la saga, hasta su reunión con él y sus nuevos amigos.

El autor

Lev Grossman, escritor y crítico literario, nació en Lexington (Massachusetts) en 1969. Estudió Literatura en Harvard y empezó un doctorado sobre Literatura Comparada en Yale, aunque no lo llegó a terminar. Tras publicar Warp y Codex, Lev inicia la trilogía de Los magos, con el libro del mismo nombre, en el 2009. El segundo volumen de la saga, El bosque mágico, se publica dos años después, en 2011.

En la actualidad, Grossman vive con su esposa e hijos en Brooklyn, New York, lugar donde empiezan las aventuras de Quentin en Los Magos.

Valoración personal

El bosque mágico sigue, en gran medida, con el espíritu de su predecesor: nos adentra en un universo fantástico plagado de guiños, giros y nuevos puntos de vista de elementos de otros mundos imaginarios. Los pasajes del libro evocan obras que van desde Blancanieves hasta Alicia en el País de las Maravillas, pasando por Narnia y por Harry Potter; asimismo, los personajes hacen constantemente referencias culturales a sagas como El señor de los anillo o, incluso, a Super Mario Bros. A todo esto se le suman, en esta ocasión, figuras de mitos y leyendas tradicionales, como Reynard el zorro o la Virgen Negra. 

Por otra parte, la novela remedia el principal defecto de Los Magos: su carencia de historia. En esta ocasión, de hecho, Grossman nos guía a través del texto con dos poderosos troncos argumentales, dos hilos bien diferenciados que el autor ha sabido entretejer con maestría al final. Estas historias no parten de las premisas más originales del mundo, pero se desarrollan de formas muy interesantes y son narradas de la forma adecuada para conseguir que el lector se mantenga pegado al libro, siempre impaciente por saber qué pasará a continuación.

Otro cambio interesante es que, en esta ocasión, contamos con dos puntos de vista distintos. En el presente, somos Quentin buscando el modo de regresar a Fillory; en el pasado, nos convertimos en una Julia desesperada por aprender los secretos de la magia. La visión ingenua, relajada y autocompasiva de Quentin contrasta deliciosamente con una Julia cínica, decidida y cabreada con el mundo.

Ambos protagonistas son personajes complejos que el libro nos permite explorar en profundidad y con los que no he tenido ningún problema en empatizar. Deseé que Quentin encontrase su camino a Fillory, sufrí cuando Julia sufría y me enorgullecí cada vez que uno de los dos alcanzaba una pequeña meta. Con estos y otros muchos personajes, el libro explora temas como la amistad, el amor y los sueños, mezclados con otros más oscuros como la depresión, la adicción o la decepción con la vida.

Por último, creo necesario destacar el espléndido trabajo de Lev Grossman al ampliar los universos mágicos de la saga. El esbozo de tierra que era la Fillory mostrada en el primer volumen se convierte aquí en un mundo extenso y detallado, con identidad propia. Pero fue el "mundo real" el que me sorprendió con su riqueza: en El bosque mágico, se presenta un planeta Tierra lleno de magia, con toda una subcultura bruja oculta entre la población "normal", con un sinfín de criaturas fantásticas escondidas en nuestros bosques y cuevas.

Como advertencia, por si hubiera alguien sensible al respecto planteándose leer la novela, diré que hay un par de pasajes que contienen una violencia un tanto cruda (reconozco que una escena en particular me dejó cierto mal sabor de boca que todavía perdura).

En conclusión, El bosque mágico es una de esas segundas partes que no sólo no decepcionan, sino que superan con creces al original. Es un libro que me encandiló como ningún libro de fantasía me había encandilado en los últimos años y que recomiendo leer a todos los aficionados al género.

Puntuación: 9.25/10